Tanto al adoptar una alimentación preventiva como al evitar las comidas contraindicadas, cada aspecto es importante para mantenernos alejados de esta enfermedad.
Todo organismo en el mundo está formado por diversos compuestos bioquímicos que pueden incidir en el crecimiento, supervivencia, reproducción o bienestar de otros organismos. A eso se le conoce como alelopatía y es parte del conocimiento que refuerza el valor de ciertos alimentos contra el cáncer.
La sola alimentación no garantiza una vida más saludable. Una vida más activa y dinámica es esencial para lograr el equilibrio y bienestar deseados, así como mejorar nuestro consumo de agua.
El menú base de la salud
Al momento de recomendar una alimentación diaria más saludable y preventiva, los profesionales suelen inclinarse por las propiedades del reino vegetal. El World Cancer Research Fund International (WCRF) recomienda 600 g (21 oz) combinadas de este tipo de alimentos. Así, las bondades del tomate, aceite de oliva extra virgen, el trigo integral, brócoli, cúrcuma, soja, aloe vera y las setas son elementos que debemos incluir siempre en nuestra dieta.
Unos 400 g (14 oz) de frutas, como la granada, la toronja rosada, la sandía y los albaricoques, además de 25 g (1 oz) de cereales y legumbres no procesadas, proveen nutrientes y compuestos de refuerzo para nuestro organismo.
El lado oscuro de la alimentación
El principal propiciador de las incidencias de cáncer en general es la obesidad. Al buscar el equilibrio de nuestra rutina y salud, lo más importante es alinearnos para dar paso a la actividad física y una alimentación más balanceada.
Los culpables más famosos de propiciar la obesidad son el abuso de las calorías y el azúcar. Evita comidas con procesos muy industrializados u hormonales que impacten en tu índice de masa corporal y salud. Finalmente, los suplementos alimenticios no deberían ser la base para la prevención de enfermedades como el cáncer.