El 10 % de las medicinas que se consumen en el mundo son falsas, aunque puede llegar al 70 % en algunos países africanos y latinoamericanos, y dejan alrededor de un millón de personas muertas por año.
El 90 por ciento de las medicinas falsificadas son producidas en China e India. Este es un negocio que cada año mueve cerca de 200,000 millones de dólares al año y deja más de 250,000 niños muertos, especialmente en sectores rurales de países pobres y en desarrollo.
Latinoamérica se ha visto afectada por esta pandemia y cada vez son más comunes los operativos policiales para incautar estos medicamentos falsificados, los cuales van desde costosos tratamientos para el cáncer hasta simples antigripales, antibióticos, calmantes e incluso métodos anticonceptivos.
El Instituto de Seguridad Farmacéutica (PSI, por sus siglas en inglés) estima que Latinoamérica es, después de Asia, la segunda zona donde más arrestos de personas implicadas en esta clase de delincuencia farmacéutica se hacen a nivel mundial.
Sin embargo, donde más se han detectado irregularidades e incidentes de delitos farmacéuticos es en Norteamérica, con 1,677, seguidos por Asia con 768, Europa 449 y Latinoamérica con 440.
El negocio ilícito más grande del mundo
El florecimiento de este tipo de negocios ilegales en países desarrollados se debe principalmente al auge de Internet, cuyas ofertas en línea llevaron a que el año pasado se cerraran 3,671 sitios web, se arrestaran 860 personas y decomisaran casi 500 toneladas de medicinas falsificadas, según un reporte de la Interpol.
Tan grave es la situación a nivel mundial que en 2018 el departamento de seguridad de la farmacéutica Pfizer identificó 95 de sus productos en 113 países como falsificados. Un incremento considerable si se compara con los 29 falsificados que encontró en 75 países en 2008.
Mayores fabricantes y mercados
Si bien China e India se disputan el primer lugar en producción de medicinas falsificadas, África ocupa el desafortunado primer lugar para el mercado de estos productos ilegales.
Un reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que contó con el apoyo de la Interpol y el Instituto de Estudios de Seguridad, encontró que casi la mitad de los medicamentos falsos y de baja calidad entre 2013 y 2017 se encontraron en el África Subsahariana.
No obstante, la situación en América Latina y el Caribe no dista de lo que pasa en África: México ocupa el sexto lugar a nivel mundial en venta de medicinas ilegales y la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica estima que unos ocho millones de mexicanos son víctimas, dado que el 60 por ciento de las medicinas que se venden son robadas, caducadas, falsificadas o elaboradas sin los requerimientos de calidad.
Entre tanto, en Colombia las cifras señalan que un 40 por ciento de los medicamentos son falsificados, los cuales en su mayoría entran por Venezuela, pero provienen de China, Cuba e India, según la Fiscalía General.
La especialidad en Latinoamérica es la falsificación de medicamentos de alto costo, como los tratamientos para el cáncer, VIH y para los neonatos, pero también se han encontrado varias falsificaciones de medicinas para uso veterinario.
Cómo distinguir una falsificación
De ahí que sea indispensable poder reconocer una medicina falsificada de una original y para ello lo mejor es tener en cuenta esas siete sugerencias.
- Comprar en farmacias formales que sean reconocidas en su país. Evita adquirir medicamentos en lugares no autorizados, en especial en Internet. Los comercios informales buscan reducir costos y algunas veces adquieren productos de procedencia dudosa.
- Los envases tienen una banda de seguridad que se rompe automáticamente al abrir, haciendo un sonido característico. Esto puede certificar que el medicamento no ha sido adulterado, aunque las redes criminales han mejorado sus sistemas y cuentan con la tecnología para copiar los envases de las farmacéuticas.
- Por eso, es importante también verificar que los sellos de seguridad no presenten roturas y revisar completamente el empaque para tener la certeza de que los otros mecanismos de protección, como los stickers y hologramas, estén intactos, su impresión sea nítida y tenga la fecha de fabricación y la fecha de caducidad.
- Si al abrir el empaque las pastillas no están enteras, están pulverizadas o están humedecidas, no las consumas. Si los jarabes tienen residuos o tienen consistencia dispareja tampoco los uses.
- Es mejor comprar las medicinas de los laboratorios que le sean conocidos; en caso de ser una farmacéutica de la que no ha escuchado, revise en Internet la trayectoria y compruebe si ellos producen los medicamentos que va a comprar.
- Generalmente, cuando compras un medicamento de uso restringido sin receta médica o a precios muy por debajo de las otras farmacias es probable que le estén vendiendo algo falsificado.
- Revisa que los empaques tengan códigos de barras, muchas medicinas ahora tienen incluso códigos QR con los que puede obtener mayor información con un simple escaneo con su teléfono celular.