A las personas que sufren de migrañas les aconsejan que practiquen algo de deporte para ayudar a disminuirlas o mitigarlas. Sin embargo, algunas personas sufren de migraña al poco tiempo de empezar una sesión de ejercicio. ¿Puede ser el ejercicio un desencadenante?
Para saber qué es lo que está pasando y poder aprovechar los beneficios del deporte sin sufrir de migraña, puedes considerar alguna de estas razones por las que estás sufriéndola.
Deshidratación y calor
Una de las principales razones por las que podría estar desencadenando una migraña el deporte es por una mala hidratación. Cuando se está deshidratado y se practica algún ejercicio, la sudoración se ve limitada y eso evita que el cuerpo pueda regular su propia temperatura mediante la sudoración.
Hay que recordar que para muchas personas el calor es uno de los principales desencadenantes de migraña, por lo que no poder regular nuestra temperatura corporal al ejercitarnos puede aumentar considerablemente la probabilidad de un episodio.
Mala alimentación
Si te ejercitas por las mañanas es posible que lo hagas antes de desayunar o con solo un desayuno muy ligero. Si este es el caso y sufres migraña al ejercitarte, es probable que estés comiendo muy poco.
Ejercitarse en ayunas puede bajar los niveles de azúcar en la sangre, lo que aumenta las posibilidades de sufrir un dolor de cabeza intenso. Puedes probar comer una hora y media antes del entrenamiento. Claro, no comas nada muy pesado o el dolor será en el estómago.
Un problema enzimático
La gran mayoría de las personas que sufren de migraña tienen un cierto déficit de una enzima llamada Diamino Oxidasa, que es la encargada de impedir que se inflamen los vasos sanguíneos. Algunas veces, cuando se realiza ejercicio intenso, la necesidad del cuerpo por dilatar los vasos sanguíneos para que la circulación esté acorde al ejercicio hace que esa enzima se consuma más rápido, aumentando el déficit y desencadenando la migraña.
En este caso, la clave para evitarlo está en que esto sucede ante un ejercicio intenso o muy súbito. Es decir, empezaste con mucha fuerza y te sobresforzaste. Si empiezas con ejercicios de intensidad baja o media y mantienes una rutina constante con los ejercicios tu cuerpo poco a poco se irá adaptando y empezará a producir más Diamino Oxidasa. Este es a largo plazo el beneficio que buscas al practicar ejercicio como terapia contra la migraña.
Recuerda siempre acudir a un médico para que pueda orientarte sobre la mejor forma de empezar a ejercitarte.